Las lesiones más habituales de un deportista: Epicondilitis

Para todos aquellos tenistas o padeleros que suelen ser los que sufren esta lesión de manera más habitual.
Cuidado que suele ser una lesión recurrente y de tratamiento a largo plazo.
Ya está aquí la navidad!!
 

Lesiones: Epicondilitis

El codo de tenista o epicondilitis está provocada por movimientos repetitivos de extensión de la muñeca.
La epicondilitis, más conocida como “codo de tenista” se caracteriza por dolor en la cara externa del codo. Está provocada por movimientos repetitivos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo que ocasionan microrroturas fibrilares y la reparación inadecuada a nivel de los tendones de los músculos que se originan en la región del epicóndilo, principalmente del tendón del músculo extensor radial corto del carpo.
Cuando la lesión se hace crónica, no aparece inflamación y se habla de tendinosis, proceso degenerativo de las fibras del tendón. No es exclusiva de los jugadores de tenis, cualquier actividad que involucre la torsión repetitiva de la muñeca puede llevar a esta lesión. No  obstante, la incidencia más frecuente se produce en la mano dominante de los practicantes de deportes de raqueta y en los profesionales que repiten un gesto concreto a lo largo de su jornada laboral: pintores, mecánicos, obreros u oficinistas que pasan horas delante del ordenador, manejando el ratón.
Debes acudir el médico si detectas dolor en la parte externa del codo, sobre el epicóndilo, especialmente al realizar acciones simples como llenar una botella, también si te duele extender la muñeca o no puedes hacerlo con facilidad o en el gesto de supinación del antebrazo.
La higiene postural es el mejor método para prevenir una epicondilitis. Realizar los movimientos deportivos o en el trabajo con una técnica adecuada evitará tensiones excesivas sobre los tendones. Además, el descanso del codo después de sesiones de actividad elevada puede contribuir a evitar la aparición de esta patología. Los estiramientos y los masajes preventivos son muy beneficiosos, así como el uso de órtesis o coderas elásticas.
Una vez ha aparecido la patología, la primera fase del tratamiento consiste en la administración de antiinflamatorios no esteroideos por vía oral o en forma de cremas o geles, reposo de la articulación (reducción del tiempo e intensidad de las actividades que provoquen dolor) y tratamiento de fisioterapia: calor local, ultrasonidos, electroterapia, láser, técnicas de masaje, ondas de choque y realización de ciertos ejercicios.
Si esta primera fase del tratamiento no resulta eficaz, pueden realizarse infiltraciones, inyecciones locales de corticoides que podrían acompañarse de un analgésico. Pueden aliviar durante semanas o meses, aunque las molestias tienden a reaparecer. En estos casos suele hacerse necesario limitar los movimientos que producen esta patología (por ejemplo, dejar de jugar al tenis temporalmente o realizar un estudio ergonómico del puesto de trabajo para evitar movimientos repetitivos).
Si nada de lo anterior resulta eficaz, debe recurrirse a la cirugía mediante incisión abierta o por artroscopia, a través de dos pequeñas incisiones por las que se introduce una pequeña cámara. Además de ser menos invasiva, lo que lleva a una recuperación más rápida y con menos dolor, permite la exploración de otras posibles lesiones intraarticulares que pueden causar dolor en la cara externa del codo y confundirse con una epicondilitis. Puede realizarse de forma ambulatoria (sin ingreso) y bajo anestesia locoregional, es decir, anestesiando únicamente el brazo del paciente.

EJERCICIOS PARA PREVENIR O RECUPERARSE DE LA EPICONDILITIS
No esperes a que aparezca, es más fácil prevenirla:
– Si notas una pequeña sobrecarga en el antebrazo, dale importancia y acude al fisioterapeuta para descargar la parte muscular con un masaje.
– Una de mis técnicas favoritas es hacer pases transversales a las fibras musculares con un hielo, hacer presión y mover el hielo de forma transversal sobre la zona dolorida.
– Realiza siempre un calentamiento previo de todo el cuerpo, incidiendo especialmente en los músculos de la muñeca y el codo.
– Revisa los agarres de tus palas o raquetas, este es el punto en el que se reciben los microtraumatismos producidos por el golpeo de
la pelota. Cuanto mejor sea tu pala o raqueta, mejor será el reparto de la fuerza de los microtraumatismos y menos localizado en los
epicóndilos.
– Haz un trabajo de musculación excéntrica (separando origen e inserción de los músculos implicados) esto proporciona salud a la unión miotendinosa que es lo que provoca la lesión muchas veces.
– Haz un trabajo funcional sobre los músculos implicados en esta patología, extensores de muñeca con pesa: Lleva la muñeca lentamente hasta su máxima flexión contando hasta 30. Vuelve a la posición inicial con ayuda de la otra mano. Haz una serie de 10 repeticiones con cada brazo.

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