10 Feb Ten cuidado con los dolores lumbares: causas y tratamientos
Hay que tener cuidado, mucho cuidado con las lesiones de espalda!
No subestimes un ligero dolor o molestia en la espalda y vigilalo. Puede desembocar en algo más grave.
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Dolores lumbares: causas y tratamientos
Estoy doblado y no puedo ni moverme. Un inoportuno resbalón y al evitar la caída me quedo clavado, no puedo enderezar ni doblar la espalda, no puedo pisar de talón sin dolor; y cinco meses después aquí sigo. A algunos de nos ha pasado esto antes, el lumbago, la lumbalgia…
¿Qué es exactamente el lumbago o lumbalgia? Pues como su nombre indica el dolor lumbar puro y duro. Dentro de este podemos diferenciar el dolor lumbar localizado, a lo que llamamos habitualmente lumbalgia, y el irradiado a lo largo de la nalga, muslo y pierna, convirtiéndose en una “ciática”. ¿Cuáles son las causas más frecuentes de dolor lumbar?
La distensión muscular
Sucede esta cuando al levantar algo pesado en una posición incorrecta (sin flexionar rodillas y alejando el peso del tronco) o en un giro o en una posición forzada e inesperada (al evitar una caída por ejemplo) se produce un estiramiento brusco del musculo y el tendón (con o sin rotura fibrilar) y éste responde contrayéndose y provocando dolor muscular . El grado de contractura puede ir de leve a grave siendo muy incapacitante. Esta cura por sí sola con el paso de los días o con el uso de una analgésico, relajante, calor, frío local, fisioterapia, estiramientos y ejercicios para la zona baja de espalda.
El esguince lumbar
Se produce de la misma forma que la distensión muscular y muchas veces se asocia a ella. Aquí además de sufrir el musculo, éste, en el gesto, no aguanta a la articulación vertebral y ésta se lesiona como puede suceder con una rodilla o un tobillo, sufriendo una elongación de mayor o menor grado en sus ligamentos. La contractura muscular asociada puede responder al mismo sobreestiramiento y aparecería casi de inmediato o como respuesta de nuestro cuerpo para “sujetar” esa articulación dañada, apareciendo de manera progresiva en el plazo de hasta 2 ó 3 días. Cura de la misma manera que la anterior pero necesita más tiempo para ello.
El síndrome facetario
La articulación entre dos vertebras se realiza a través de tres puntos de apoyo: uno entre los cuerpos de la vértebra superior e inferior con el disco intervertebral que a modo de cojinete se interpone entre ellos. Otros dos a ambos lados y posteriores de la vértebra en lo que llamamos articulaciones facetarías que actúan a modo de segunda y tercera “pata de este banco”. Es una articulación con poca movilidad y fuertes ligamentos que la sujetan. Estas articulaciones pueden sufrir desgate o artrosis con los sobreesfuerzos y las posturas forzadas mantenidas a lo largo de los años y llegar a “rozar” provocando inflamación y dolor. Este dolor se desencadena mas en bipedestación prolongada o tumbado boca abajo de manera continuada, o al estar mal sentado-tumbado en el sofá , lo cual aumenta la presión sobre estas articulaciones. Mejora con la movilidad y empeora con la estática. Duele mucho en la posición de lavarse los dientes o la cara con el tronco en ligera flexión anterior. Duele también a la presión sobre las propias articulaciones a ambos lados de la columna vertebral. Aunque actualmente no hay ningún estudio que justifique que aquellos que padecen artrosis facetaría deban tratar su lumbalgia de manera distinta al resto.
El tratamiento de este síndrome facetario pasa por todo lo ya expresado en los casos anteriores y además se puede probar con mayor o menor eficacia con la infiltración con corticoides de estas articulaciones para disminuir la inflamación que exista en ellas y con ello el dolor, y en casos que mejoren con este tratamiento pero no se resuelvan se puede optar por la rizólisis (“quemar” o destruir las terminaciones nerviosas que transmiten el dolor de estas articulaciones para que así no percibamos dolor), que es un método que a veces puede no ser resolutivo porque al cabo de unos meses se produce una reinervación de estos niveles con la reaparición de los síntomas. En casos muy graves se puede optar por la cirugía, fusionando ambas vertebras (artrodesis) para que no exista el movimiento y con ello no haya roce en las facetas articulares. También se puede optar por la colocación de espaciadores interarticulares con dispositivos interespinosos para disminuir la presión a este nivel.
La protusión discal y la hernia discal con o sin compromiso radicular
El disco intervetebral es una estructura que actúa a modo de amortiguador entre dos vértebras y que está formado por capas concéntricas a modo de capas de cebolla que le dan su resistencia y por un núcleo interno llamado pulposo que actúa a modo del “gel o la cámara de aire” de nuestras zapatillas. Este disco por sobreesfuerzos durante el tiempo o por un traumatismo que tenga la suficiente energía puede restar parte de su elasticidad perdiendo su forma al perder agua (deshidratación discal) y protuyendo en sus bordes afectando o no a la raíz del nervio. Si el disco pierde más elasticidad y degenera dejando desplazarse el núcleo pulposo hacia el exterior se produce la hernia discal (se forma un “globo” de material discal) que se sale de su espacio natural pudiendo invadir el canal por el cual sale la raíz del nervio y causar una compresión de la misma provocando una ciática.
La clínica es mucho más aparatosa que en los casos anteriores, provocando no sólo dolor a nivel lumbar, sino una irradiación del mismo a lo largo del recorrido del nervio ciático por la nalga, la cara posterior del muslo y la cara lateral de la pierna, pudiendo llegar incluso hasta los dedos del pie. Puede haber no sólo dolor sino pérdida de sensibilidad e incluso de fuerza. La clínica también puede ser de inestabilidad lumbar provocando contracturas musculares habituales. El tratamiento pasa por los anteriores incluyendo técnicas de infiltración de la salida de la raíz nerviosa (lavado epidural) e intervenciones quirúrgicas para resolver la hernia (discectomía).
La estenosis de canal
La salida de las raíces nerviosas a ambos lados de la columna vertebral se produce por un canal delimitado por la vertebra superior, la inferior y el disco intermedio. Debido a las alteraciones del disco (discartrosis) o de las propias vértebras (espondiloartrosis), tanto a nivel del cuerpo como a nivel facetario, se produce un estrechamiento de este canal provocando una clínica de ciática. También puede suceder que estos fenómenos degenerativos disminuyan el espacio del propio canal raquídeo por el que discurre la medula espinal y el final de esta (cola de caballo- conjunto de raíces nerviosas de los últimos niveles medulares), provocando una compresión por falta de espacio que puede dar una clínica de ciatalgia bilateral, con pérdida de fuerza, dolor e incluso claudicación.
El tratamiento de esta es más complicado ya que muchas de las estrategias anteriores (analgésicos, relajantes, fisioterapia, ejercicios, estiramientos…) son sólo paliativos del dolor; la solución quirúrgica es a veces compleja y con poca seguridad de resultados positivos y conlleva a veces el tratamiento paliativo en las clínicas del dolor.
La espondilólisis
En el dolor lumbar sobre todo en gente joven nos encontramos a veces en el estudio radiológico del mismo con una imagen de fractura de “estrés” de la almina de la vértebra de manera que la articulación facetaría queda separada del resto. Esto provoca inestabilidad y dolor. La causa más habitual es la tracción muscular en individuos con un tren inferior muy potente (se da más en alteras, velocistas…). Si no hay desplazamiento de una vértebra sobre otra hablaremos de espondilólisis y si la hay de espondilolistesis (esta es ampliamente tolerable sin tener que recurrir por ello a la cirugía).
El tratamiento pasa por la descarga de la tensión a este nivel y el trabajo muscular compensatorio. Sólo en caso de espondilolistesis muy evolucionadas (con desplazamiento superior al 50%) que generen mucha inestabilidad está indicado el tratamiento quirúrgico que consiste en la fusión quirúrgica de las vertebras o artrodesis lumbar.
El síndrome del piramidal
El piramidal es un músculo rotador externo, abductor y extensor de la cadera que se inserta en la pelvis (agujero sacrociático mayor) y en el trocánter del fémur. Bajo él pasa el nervio ciático, y ante contracturas del mismo , hipertrofias o roturas musculares que al cicatrizar pueden provocar adherencias, comprimen el paso del nervio ciático provocando un pseudociática, falsa ciática o síndrome del piramidal o piriforme. En su diagnóstico hay que descartar problemas en la columna y asegurase que existe una compresión a este nivel. El tratamiento pasa por la fisioterapia pudiendo llegarse a realizar punciones e infiltraciones a este nivel.
En todas estas causas de dolor lumbar hay que realizar un diagnostico diferencial con problemas intestinales, renales e incluso emocionales (por estrés). En el diagnostico del dolor lumbar nos valdremos de la radiología simple, la resonancia magnética, el TAC, la electromiografía, la gammagrafía y los análisis clínicos. Pero nunca nos deberemos olvidar de realizar una buena historia clínica que indague en la causa del dolor y que nos permita identificar lo que lo ha provocado y nos guie hacia el tratamiento más efectivo.
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